Los amigos son la sal de la vida. Hay que tener muchos, en diferentes lugares, de diferentes colores, tamaños, estaturas y ocupaciones.
Es una visión realista fruto de la experiencia, no brota del egoísmo sino del amor, del amor al prójimo, desinteresado en un principio, en tanto en cuanto no se espera algo a cambio, pero interesado a posteriori porque son personas a las que no se quiere perder, y por tanto de nuestro interés.
Al amigo hay que cuidarlo como a la planta más delicada: regar el cariño, podar las divergencias, abrazar lo que se tiene en común, evitar lo que separa.
El amigo tiene una ventaja sobre la familia: al amigo se elige entre todas las personas que pueblan nuestras vidas; la familia es una imposición.
El amigo tiene una ventaja sobre la familia: al amigo se elige entre todas las personas que pueblan nuestras vidas; la familia es una imposición.
El amigo no es aquel que está ahí cuando lo necesitas, no, porque a veces no puede estar. El amigo es el que sabes que puedes contar con él en cualquier momento, pero al que no interrumpes en cualquier momento salvo estricta necesidad.
El amigo es el que te acepta en tu globalidad, relativiza los sinsabores de tu vida, es comprensivo con tus errores, se alegra de tus éxitos, comparte tus buenos momentos, llora tus tristezas, asiste tus desvelos, te ofrece sonrisas sobres lágrimas y te habla duramente cuando te hace falta.
El amigo es el que te acepta en tu globalidad, relativiza los sinsabores de tu vida, es comprensivo con tus errores, se alegra de tus éxitos, comparte tus buenos momentos, llora tus tristezas, asiste tus desvelos, te ofrece sonrisas sobres lágrimas y te habla duramente cuando te hace falta.
De la amistad, como del sexo, no hay que hablar mucho, lo mejor es practicarla.
Martes, 27 de diciembre de 2011, 23,30